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Más militares en sus filas, fuero y control del Ejército: lo que propone el gobierno para la Guardia Nacional
La iniciativa del gobierno federal para que la Guardia Nacional quede bajo el control operativo y administrativo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) descarta que el objetivo sea militarizar al país.
Sin embargo, plantea puntos como eliminar el requisito de renunciar al Ejército o a la Marina para sumarse a la Guardia; el cese de la corporación de 23 mil elementos que provenían de la Policía Federal, para que la Guardia termine por conformarse solo por elementos de las fuerzas Armadas, y que al realizar labores de seguridad pública sus elementos conserven su fuero militar, si por alguna razón deben ser sancionados.
El proyecto de ley del Ejecutivo plantea que la Secretaría de Seguridad diseñe la Estrategia y el Programa Nacional de Seguridad Pública, pero en “colaboración” con la Sedena. Con el Ejército controlando el presupuesto de la corporación, la distribución territorial de sus elementos, estructura y mandos, e incorporando además de “manera expresa” su actuación en servicios de investigación e inteligencia.
Toda la iniciativa plantea dar más atribuciones a la Sedena al mando de la Guardia, de mandos, capacitación, recursos, pero aún así se refiere que esa corporación “continuará su consolidación como una institución civil adscrita a la SSPC”.
Un objetivo adicional mencionado es que la Guardia desarrolle sus actividades “con capacitación y adiestramiento policiales, de naturaleza no bélica”.
Esto, aunque al justificar la iniciativa se menciona la necesidad de una institución que pueda hacer frente a la amenaza del crimen organizado, que se ha convertido “en una fuerza ‘cuasimilitar’ que usa la violencia en contra de la población y de las instituciones públicas”.
La adopción de este esquema policial complejo, dice el proyecto, “responde a los desafíos sin precedentes que los graves problemas de inseguridad y violencia vinculados principalmente al crimen organizado plantean al Estado mexicano en la actualidad, así como al fracaso de todos los esquemas institucionales previos en materia de seguridad y modelos de policía, resultado de su descomposición y corrupción crónicas”.
Si bien mencionan los “graves problemas de inseguridad” y un riesgo “sumamente delicado”, el gobierno también refiere como justificación que la Guardia Nacional ya ha dado resultados para frenar la tendencia creciente de asesinatos, que venía de sexenios anteriores.