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En seguridad, no somos García Luna: Rosa Icela Rodríguez
Libros antiguos, de debate político y novelas de todos los cortes, viejas cámaras de fotografía, video, máquinas de escribir y fotografías familiares rodean la estancia de la casa. Su vida, amigos e ideología son el recuerdo y presente de la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez.
“La población está cansada de demagogias, no le gusta que le mientan, que le den vueltas, que hablen con mentira, que simulen”, acepta la funcionaria en entrevista para Perfiles con Paulina Greenham.
Es periodista, hija de maestros, duerme poco, le gusta el yoga y recuerda que en la escuela era de excelentes calificaciones, aunque mala deportista. Con todos sus conocimientos hay algo que no aprendió, no sabe manejar. “Siempre pido raite”, bromea.
Se ríe cuando se le pregunta si le gusta cantar, no responde, sólo sonríe, sus cercanos dicen que literalmente “no canta mal las rancheras”. Come en su oficina, a veces bebe una copa de vino y le gustan mucho los tacos.https://d-18102114042030130534.ampproject.net/2301261900000/frame.html
En su camino por el periodismo, en esos tiempos en los que disfrutaba leer El Emperador de Ryszard Kapuscinski, conoció a Andrés Manuel López Obrador quien años después, al convertirse en Presidente de la República, le confirió una de las dependencias más delicadas del gobierno: la seguridad de los mexicanos.
El trabajo ha sido duro, dice, pues cruza decisiones personales, preocupaciones de su familia por los riesgos que corre, pero sobre todo, le da cara al dolor de las víctimas. Y en eso hay una diferencia con el pasado.https://d-18102114042030130534.ampproject.net/2301261900000/frame.html
“Es muy importante el trato, que no levantes los hombros y digas: No pasa nada. Tienes que reconocer lo que pasa para actuar. No le gusta a la gente la indiferencia. Tienes que ser humano. No queremos ni un gobierno, ni una secretaría al estilo de (Genaro) García Luna, no la queremos.
“¿Quién va a querer eso? No queremos tortura, que se cruce la línea entre lo que debes actuar y es tu obligación de buscar seguridad para las personas y del otro lado la línea donde están la complicidad con la delincuencia organizada. Pues eso no. Si te comprometes es para trabajar bien. No te pagan para que estés con el crimen organizado, para dar órdenes para que una dependencia esté al servicio de los cárteles. Eso no queremos que se reedite, no queremos una Secretaría de Seguridad al estilo de García Luna, eso no”.
Como cabeza de una de las áreas más complejas del país, Rodríguez afirma que hay conceptos con los que empatiza, “servir, tratar bien a los ciudadanos, hacer mejor siempre las cosas, escuchar a los que sirves, rendir cuentas y comunicar”.
En el día a día, entre las conferencias mañaneras que requieren una reunión aún más previa del gabinete de seguridad (a las cuatro de la mañana) y entre informes constantes, hay algo que a la secretaria le duele y lo reconoce: el dolor de las víctimas.
“Siento dolor por las familias de las víctimas, por aquellos que nos piden, nos exigen terminar con la impunidad. Me duelen las injusticias y pienso en las y los hijos de los desaparecidos, los huérfanos. Claro que te duele. Pero eso mismo te exige a hacer un trabajo distinto. Distinto a decir aplícate, no pierdas el tiempo, no seas superficial”, dice.
Pero en ese trabajo diario, dice Rodríguez, se conoce la impunidad. “La ves diariamente cuando te mira a los ojos una víctima y te dice: Él es el culpable, que lo castiguen, que lo sancionen. Y pues hay que empujar para que esto suceda”.
Las fotos de Rosa Icela Rodríguez con el presidente López Obrador van desde su juventud hasta ahora con su relación con hijos y nietos. Los une una amistad pero también una relación laboral de mucha, pero mucha —en sus palabras— exigencia de
resultados.
A dos años de terminar el gobierno presidencial actual las corcholatas se mueven y en su opinión todas y todos son compañeros “políticamente muy hechos” con estilos particulares, pero inmersos en reglas. “Al Presidente no le gusta que las personas estén distraídas en otras actividades. Él quiere que todos estén haciendo lo que corresponde a su tramo de responsabilidad”, dice.
¿Y la Ciudad de México?
Chilanga por convicción, migrante a la Ciudad de México, Rodríguez suena como una posible candidata a contender por la Jefatura de Gobierno, pero por ahora tiene prioridades.
“Voy a estar en donde sirva, donde mi trabajo convenza. Puede ser aquí en la secretaría hasta el último día en donde esté el señor presidente, o buscando un cargo de elección popular —no estoy en la negativa—.
“En este momento tengo la disposición de servir. Si hay posibilidades de que nosotros podamos servir a la población capitalina, está bien”, afirma.